lunes, 2 de febrero de 2009

...

... perdido en el asiento trasero del caballo plateado que se detiene ante la inmensa luz rojiza del frente... un mulato yacía en punto de encrucijada tocando guitarra y recitando poesía, mientras miles de sombreros caminaban al parecer sin rumbo.

uno se detuvo -¿porque tocas y recitas, si eso no te ayuda a vivir?-

las cuerdas sonaron a tormenta y se detuvieron de golpe, como de golpe cerrarían una puerta.

apenas abrió un ojo y prendió un cigarro -por la misma razón que caminas y el humo se escapa de mi boca- ...

1 comentario:

Anónimo dijo...

profeta