martes, 12 de octubre de 2010

Podría haber robado un verso

Podría haber robado un verso y decir sutilmente que me palpita el alma de escuchar las estrellas trémulas y tristes. O señalar como buen romántico que me gano la vida muriendo de amor, incrustando en la luna las penas de un soñador empedernido.
Irremediablemente descarriado.
La nube descalza pisa el suelo y tiene forma de duda.
Podría, en forma de halago, decirme ami mismo: inverosímil, y agradecer los mil pañuelos de sueños compartidos, de calles abandonadas, de la fantasía y su desequilibrio, de golondrinas claras y oscuras, de sauces muertos de amor y mi corazón desesperado.
Decir que escribo todo y nada, jugar mis propias mentiras, dejar el anonimato.
Decir que lloro de todo y por todos, que mi máximo anhelo es vivir, que mis pensamientos de plumas muelen mis sueños y las ansias no me dejan dormir.
Podría haber dicho después, que nada de esto es cierto. Que yo no existo, que soy un sueño. Que se olviden de todo lo aprendido, que empiecen a soñar...
Hoy me preguntaron si era poeta, y como buen romántico empedernido, hice una mueca y respondí: No. No soy nada.

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