que viva Ana María y Don Negro

¡que viva Ana María y Don Negro!
que con acto regocijado pegasen sus cuerpos
que con miedo y rubor olvidasen sus labios.

almenos ellos lo sabían
tiritada flor de liz
suave saeta del canto
Sí... lo sabían, se amaban...

la orquesta en silencio,
ambos cogidos de la mano.
el tiempo mezclado le da forma,
la dulce locura del amor.

los dos con la misma mirada,
el mismo pensamiento.
los dos con la luna de sombra
y la lira en movimiento.

el murmullo es cómplice
al menos ellos lo sabían
Sí... lo sabían, se amaban...

amanecer

me gusta como perfuman las voces al amanecer

como las luces desaparecen al llegar la claridad,

como en el ambiente, el rocío crea ondas melódicas.

como la de un amor que toca a la planta

para el pronto despojar de la hoja.

resultando triste y amena la mirada al telón derrumbandose

a plena luz de la noche.

una caida mas

en la trágica lluvia
pasea mi mustio sentimiento
y la triste voz resuena
como mirando a un compartimiento.

el cielo reniega,
mi alma cae en pena y se calla,
busca discusión mientras riega
levanta en la tierra una muralla.

de rodillas yo en la grada,
celebrando la encrucijada,

y el viento reza a las risas
que las letras caigan en derrota
mostrando así, a las brisas
que la pasión puede caer un poco rota.

Es difícil caminar...

es difícil caminar
en tierra de espejos opacos
que aun teniendo el mismo idioma
se es difícil comunicar.

¿aun lo duda?

es el colmo pintoresco señor, cuideme la espalda y espere al rezar de los niños, que esta noche ni las plantas nos salva, que a partir de ahora doblaremos la ultima esquina y descansaremos en la escrepitosa caída de nuestras almas ...

a dejado de llover

A dejado de llover
y me visto de pena
con lágrimas atraídas
y retrato al mundo
cansado de sus caídas.

creo tener una ilusión,
alguna esperanza respira.
A muerto algún sueño
todos se alimentan de él.

y empiezo el viaje,
mi cuarto es un buen comienzo
susurran paredes
y amores se unen al lienzo.

el cielo luce triste
compartimos penas y cigarros a medianoche.
Lima se ve tan vacía.

...

... y estaba ahi con su inmenso manto, con su inmensa dulzura.
Decoraba al cielo de miel apasionada y lluvia exótica que estremecía a los cuerpos, como los besos de una mujer o la desnudez de una ninfa dorada ...

paranoia

Un vagabundo va en línea al delirio,
En marcha se ven los cuerpos negros.
Empieza el calor endiablado,
Las deformaciones humanas.

El paso en procesión se hace lento y trágico,
Los cantos muerden el polvo.
Y caminan los cuerpos
A ojos cerrados y sin mirar atrás.

Un muro de lamentos se une a los pensamientos,
Un loco llora salvación e insulta.
Un gigante despierta,
Lo come vivo.

Cuervos despojan los ojos de las almas,
Caballos salpican de fuego los cuerpos.
Al terminar el camino, un aire a morfina
Y un agujero inmenso.

Caminé sin razón
Y cada vez más débil,
Apunto de entrar
Me quede dormido.

Pulsaciones extrañas y una luz,
No dejaron entrar al vagabundo.
Alguien por la noche lo salvó.
Una lira del viento, una mujer…

Deshora

Pureza amada, que mis ojos nunca

llegaron a gozar. ¡Pureza absurda!

Yo sé que estabas en la carne un día,

cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.

Pureza en falda neutra de colegio;

y leche azul dentro del trigo tierno

a la tarde de lluvia, cuando el alma

ha roto su puñal en retirada,

cuando ha cuajado en no sé qué probeta

sin contenido una insolente piedra,

cuando hay gente contenta; y cuando lloran

párpados ciegos en purpúreas bordas.

Oh, pureza que nunca ni un recado

me dejaste, al partir el triste barro,

ni una migaja de tu voz; ni un nervio

de tu convite heroico de luceros.

Alejaos de mí, buenas maldades,

dulces bocas picantes...

Yo la recuerdo al veros ¡oh mujeres!

Pues de la vida, en la perenne tarde,

nació muy poco ¡pero mucho muere!

César Vallejo